Las muelas de leche forman parte de la dentición temporal, la primera que aparece en los niños y que sirve de base para el desarrollo bucal posterior. Su función principal es permitir una masticación adecuada en la infancia y, sobre todo, mantener el espacio necesario hasta que erupcionan los dientes definitivos. En la mayoría de los casos, estas piezas se caen de manera natural entre los seis y los doce años, siendo reemplazadas poco a poco por los dientes permanentes. Sin embargo, en un porcentaje de la población ocurre algo inesperado: una o varias muelas de leche permanecen en boca hasta la edad adulta. Aunque pueda parecer anecdótico, lo cierto es que no es tan raro encontrar muelas de leche en adultos. Se calcula que entre un 2 % y un 6 % de las personas presentan al menos una pieza de leche más allá de la adolescencia. Esta situación despierta dudas frecuentes: ¿conviene mantener esas piezas?, ¿se debilitan con el paso del tiempo?, ¿qué tratamientos existen para sustituirlas? Desde Clínica Belodonte, expertos en Odontología conservadora en Barcelona, hablamos sobre ello.
¿Por qué pueden quedarse las muelas de leche?
El motivo más habitual es la agenesia dental, una condición en la que el diente permanente que debería reemplazar a la muela de leche nunca se formó. Al no existir recambio, la pieza temporal permanece en boca. Otro escenario posible es que el diente definitivo sí exista, pero no consiga erupcionar por falta de espacio o por estar retenido en el hueso. También se da el fenómeno de la anquilosis, que ocurre cuando la muela se fusiona directamente al hueso alveolar, impidiendo su caída natural.
Estas situaciones se detectan fácilmente mediante radiografías dentales. El estudio radiográfico permite confirmar si existe un diente permanente oculto o si la muela de leche es la única pieza presente.
¿Qué problemas pueden aparecer?
Aunque algunas muelas de leche se mantienen sorprendentemente estables durante muchos años, no debemos olvidar que fueron diseñadas para cumplir su función solo en la infancia. Sus raíces son más cortas y delgadas, lo que compromete la estabilidad a largo plazo. Con el paso del tiempo, pueden desgastarse en exceso, fracturarse con facilidad o desarrollar caries con mayor rapidez.
Otro aspecto importante es que, al ser más pequeñas que los dientes permanentes, pueden dejar espacios antiestéticos en la sonrisa o generar desajustes en la mordida. En algunos casos, la pérdida repentina de una muela de leche en la edad adulta provoca un hueco que compromete tanto la función masticatoria como la estética dental.
Opciones de tratamiento
La estrategia depende del estado de la muela y de la situación de cada paciente. Cuando la pieza está sana, bien alineada y cumple su función, puede mantenerse durante años siempre que se realicen controles periódicos en la clínica dental. El seguimiento permite detectar a tiempo desgastes, movilidad o caries.
Si el problema es de espacio o de alineación, la ortodoncia puede ayudar a redistribuir los dientes y mejorar la mordida. En el caso de que la muela ya no sea viable, la solución pasa por su extracción y sustitución. Las alternativas más habituales son los implantes dentales, que ofrecen una reposición fija y duradera, o los puentes y prótesis parciales, según las necesidades del paciente.
Impacto en la vida adulta
Más allá de los aspectos clínicos, conservar una muela de leche en la edad adulta tiene también un componente emocional. Algunas personas sienten cierta extrañeza o incluso inseguridad estética al descubrir que mantienen una pieza temporal. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, es posible mantener la función y la estética de la sonrisa sin mayores complicaciones.
En muchos casos, la clave está en la prevención y en el diagnóstico precoz. Detectar a tiempo si existe agenesia, retención o anquilosis permite planificar de forma más precisa el futuro de esa pieza y decidir si lo mejor es conservarla o sustituirla.
En conclusión, tener muelas de leche en adultos no es tan excepcional como podría pensarse. Aunque algunas piezas pueden mantenerse sanas durante décadas, lo cierto es que no están diseñadas para durar toda la vida y, tarde o temprano, suelen requerir algún tipo de intervención. El seguimiento odontológico regular es fundamental para evitar complicaciones y garantizar una sonrisa estable, funcional y estética. Con la valoración adecuada, es posible decidir si conviene mantener la muela temporal, recolocar los dientes mediante ortodoncia o sustituir la pieza con un implante u otra solución protésica. No dudes en ponerte en contacto con nosotros, te ayudaremos.

